martes, 11 de noviembre de 2008

Nunca es tarde para echar la vista atrás

Nunca es tarde para casi nada, pero menos todavía para recordar viejas sensaciones, viejas emociones y hasta olores y sabores. Cómo descubrimos que los cerditos más el lobo sumaban cuatro, que sus vidas se salvaban gracias al trabajo arduo y metódico del hermano mayor... (siempre lo mismo!!!)Cómo nos sentíamos al oir e incluso sentir el soplido como si nosotros mismos estuvieramos metidos en esas casitas de paja, hojas y ladrillos... Todo lo que aprendimos y lo que podemos seguir aprendiendo si echamos la vista atrás, os lo dosifico con este cuento eternamente renovado...

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